A las puertas de un nuevo acto eleccionario, “la política nos mostrará que se trata de una elección más, dónde el Gobierno expondrá lo que ha hecho, lo que tiene y lo que pretende hacer; nada fuera de lo normal. Sin embargo, lo que debemos analizar los productores de la provincia y el país, individualmente y en conjunto, es cuál será nuestro rol en este acto”, afirmó a AIM el presidente de la Cooperativa Agrícola, Ganadera y de Servicios Públicos Aranguren Limitada (Coopar), Felipe Pablo Berruhet.
Berruhet está convencido que, con 38 años democracia, “podemos decir, sin temor a equivocarnos, que primero somos ciudadanos, segundo somos votantes y solo después somos productores agropecuarios. Como ciudadanos, tenemos derechos y obligaciones ya conocidas, que son propias de una democracia republicana, pero que no enunciaremos porque el tema es muy engorroso. Como productores agropecuarios, somos infalibles, el mundo nos mira y pondera: innovadores, adaptables, eficaces, eficientes y constantes”.
Sin embargo aclaró que los productores deben interpelarse en cómo son como votantes, “porque no solo hay que concurrir a votar como un acto voluntario u obligatorio, porque eso no es lo que interesa, sino que debemos saber a quiénes votamos, cuáles son las aptitudes de los candidatos, de dónde vienen, qué hicieron para la sociedad y para el campo, a qué se dedicaron, cuáles son sus méritos, cuál es su formación, su historia, su entorno, sus conductas, y, por último, sus habilidades”.
De todas éstas condiciones, Berruhet destaca los méritos, ya que cree que se debe “revalorizar la importancia de los logros alcanzados y las virtudes personales obtenidas porque eso, marca la diferencia; no todo es igual y lo mismo, y nosotros, que conocemos la vida rural, lo sabemos muy bien”.
Para el agropecuario, “los candidatos que votemos serán los encargados de delinear nuestras vidas a futuro, y a eso, lo debemos poner en un marco de importancia relevante.
Además, los legisladores que elijamos, marcarán nuestras acciones, presentes y futuras, porque serán ellos quienes aprobarán las leyes que nos afectarán o nos beneficiarán, tanto a nosotros como a nuestra descendencia”.
Ante ese escenario, Berruhet está convencido que “debemos ponerle el mayor interés posible. Nosotros somos los únicos responsables de elegir a quien sea, porque votamos. Una mala elección nos afectará muchísimo en lo inmediato y a futuro; una mala elección tiene siempre consecuencias: no pensemos que es inocua, sin inconvenientes. Por eso propongo que dejemos de ser espectadores de nuestras propias vidas y pasemos a ser protagonistas”.
No avalar fiascos
Desde su punto de vista, “debemos poner atención en aquellos candidatos que mantengan en alto los principios y valores de su lugar de origen. Ya hemos elegido a quienes no deberíamos haber votado y sufrimos sus inconsistencias. Es fundamental que aquellos que sean electos defiendan los intereses de quiénes los eligieron y dejen viejas prácticas anacrónicas, como son: la obediencia partidaria, el mal menor, la permuta de valores por recursos, y otros más, que seguro desconozco o no quisiera conocer. Cuando dudemos si estos valores están presentes en un candidato, no avalemos con nuestro voto un futuro fiasco”.
El contador opinó que “la cosa pública se debe dejar de entender como un tema que no es de nadie, para empezar a militarla como de todos. En este simple razonamiento radicará nuestra fortaleza. Estoy convencido que podemos cambiar nuestra realidad; incidir en nuestro futuro, tener una mejor calidad de vida, y presentar a la ciudadanía una forma digna de vivir. Solo tenemos que proponérnoslo como objetivo”.
Luego, se preguntó: “¿Pueden ustedes imaginar una persona más constante y paciente para alcanzar un logro que un productor agropecuario? La verdad, yo no. Por eso debemos elegir al representante correcto o al que pensemos que lo es, pero nunca a quién no represente los valores que buscamos en él, porque será un sinónimo de derrota y desinterés”.
La república Argentina
El profesional recordó que “nuestro país es una república presidencialista, no una monarquía: eso significa que nuestro presidente se maneja dentro de un marco legal que nuestros legisladores deben establecer. Y es por eso que es vital conocer a quiénes votamos para que nos representes en el Congreso”.
Berruhet instó a cada productor “a convertirse en un agente de consciencia de los demás ciudadanos. Nuestros hijos y nietos nos lo agradecerán. Sin que se convierta en un trabajo continuo, debemos proponernos dedicar una parte de nuestro tiempo a conocer, describir, analizar y calificar a cada persona que se presente como candidato, porque después, ya no hay devolución, y una elección incorrecta, demandará cuatro años para rectificar”.
Y destacó: “espero que sepamos tomar una buena decisión en algo tan trascendente, como lo es la elección de un diputado o senador nacional”.